EL MEU NÚVOL BLANC

La obra, inspirada en el ‘núvol blanc’ (nube blanca) a la que canta Lluís Llach, es una oda a lo efímero, a todo aquello que sabemos que se desvanecerá pero que ahora está presente.

La nube, anclada a las raíces, pero suspendida en el aire, evoca resquicios del pasado que en algún momento estuvieron presentes. La nube, la cual da cobijo al espectador y lo llama a detenerse un instante para observar el paso del tiempo.